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- Sí, me acuerdo - dijo Barbee, molesto -; recuerdo las palabras de Mondrick... Pero
¿cómo van a recuperar su dominio los brujos si los pura sangre sólo aparecen en
rarísimas ocasiones?
- Es que hasta eso ha variado. Tal ha sido el último descubrimiento del doctor
Mondrick, el que quería anunciar al mundo cuando le mataron. Se trata de que los
individuos que poseen mayor herencia de licántropo, es decir, los que representan una
regresión al tipo brujo primitivo, han empezado a reunirse en Clanes secretos. Se han
cruzado entre ellos. Y esta eugenesia al revés ha trastornado todas las posibilidades
estadísticas, aumentando enormemente el riesgo de que se produzca un atavismo total,
una regresión absoluta al Homo lycanthropus original.
Barbee asintió. El control mental de la probabilidad podía haber desempeñado un papel
importante mediante la manipulación de las combinaciones de genes en el nacimiento de
un brujo pura sangre. Sin embargo, no se atrevió a hablar de ello. Quain continuó:
- La conjura debió comenzar hace varias generaciones. El doctor Mondrick creía que
siempre ha habido cierto número de Clanes secretos cultivando y transmitiendo el
recuerdo del poder perdido... Trabajaban en la clandestinidad, prudentes, desesperados.
Como disponían de poderes tenebrosos; les fue posible conseguir lo que no ha podido
lograr el doctor Mondrick, es decir, detectar el atavismo brujo entre los humanos, incluso
entre los que no eran conscientes de su naturaleza. Estos criptolicántropos captan de
algún modo a los portadores de genes y les someten a las más modernas técnicas de
selección, perfeccionadas todavía más por ellos mismos, para retener y reforzar los genes
de brujos y excluir los genes humanos con objeto de que nazca el jefe todopoderoso que
esperan, el monstruoso Mesías al que llaman Hijo de la Noche.
El Hijo de la Noche... Los febriles ojos de Sam Quain se clavaron en él, estudiándole
con atención. Barbee tembló, acurrucado en la húmeda roca. Sus ojos inquietos volvieron
a posarse en la caja, que ahora quedaba detrás de Sam. Tragó saliva y preguntó con voz
apagada:
- ¿Se puede ver lo que hay dentro?
Quain echó mano al revólver.
- No, Barbee - dijo -...a lo mejor eres una buena persona, pero de momento no puedo
confiar en ti, como tampoco confió el doctor Mondrick cuando supo el resultado de tus
pruebas. Lo que te he confiado no tiene gran importancia ni puede producir ningún mal.
He tenido la precaución de no contarte nada que no sepan ya los Clanes de brujos. Pero,
ver lo que hay en la caja, no... Lo siento mucho, Will. Sin embargo, sí puedo decirte, en
parte, lo que contiene. Hay armas y osamentas ennegrecidas y rotas de los hombres que
perdieron la batalla. Hay un esqueleto entero de Homo lycanthropus exhumado de un
túmulo funerario y el arma que colocaron a su lado para mantenerle en el sepulcro. Ésta
es el arma con que se consiguió vencer a los brujos. Cuando los hombres aprendan de
nuevo a servirse de ella, se podrá utilizar otra vez. Esto es todo lo que puedo decirte,
Barbee.
- ¿Quién es el Hijo de la Noche, Quain?
- Puedes ser tú mismo, Barbee. Quiero decir, que lo puede ser cualquiera. Nosotros
conocemos la apariencia física del Homo lycanthropus: huesos delicados, orejas
puntiagudas, cráneo alargado, pero torneado, frente estrecha, dientes agudos. Pero no
existe correlación exacta entre los rasgos físicos y los caracteres mentales. Eso sí lo ha
demostrado el doctor Mondrick. Incluso podría suceder que el Hijo de la Noche no fuera
totalmente pura sangre.
En los rasgos de Quain se leía horror:
- Esto explica - concluyó - que me haya venido aquí en vez de continuar la lucha ante
los tribunales. Ya no puedo confiar en nadie. Y en la mayoría de los casos, son humanos,
claro, pero ¿cómo saberlo? ¿Cómo distinguir a los monstruos? Nunca he llegado a estar
completamente seguro de que Nick o Rex no fueran espías brujos. Y, es horrible decirlo,
pero incluso he llegado a dudar de Nora...
Barbee, acurrucado para aguantar el viento húmedo que soplaba en ráfagas, hacía lo
posible por no tiritar. Hubiese querido preguntar cómo una bruja pelirroja podía embrujar a
un hombre normal, y qué habría que hacer para liberarse de sus sortilegios. ¿Le servía
ahora de algo la plata? ¿O un perro? ¿O el alma misteriosa de la caja? Apretó los dientes
y negó con la cabeza. Si le hiciera alguna de estas preguntas lo más probable es que
Sam Quain le matara.
- ¿Me dejas ayudarte, Sam? - preguntó -. Yo puedo hacerlo. Necesito ayudarte para
conservar mi propio equilibrio ahora que me lo has explicado todo... ¿No podríamos
nosotros identificar al Hijo de la Noche y denunciar a los licántropos?
- Eso pretendía el doctor Mondrick... ¡Sí, eso se hubiera podido conseguir! Pero se
hubiera podido conseguir hace cuatrocientos años, porque después los Clanes
consiguieron desacreditar a la Inquisición, que era su último enemigo. En nuestra época,
los licántropos pueden demostrar en los laboratorios de las universidades que no son
brujos. Los periodistas licántropos pueden ridiculizar cualquier acusación. Los brujos que
hay en el gobierno pueden encerrar a cualquiera que suponga un obstáculo para sus
planes...
- Y, entonces, ¿qué podemos hacer nosotros?
- Mira, Barbee, yo no puedo olvidar el resultado que dieron tus pruebas, y no me gusta
tu aspecto, ni que hayas venido aquí. Perdona si te parezco demasiado duro, pero tengo
que protegerme. Sin embargo, es verdad que necesito ayuda, ¡y cómo! Así pues, te voy a
dar una oportunidad.
- Gracias, Sam. Dime qué debo hacer.
- Con una sola condición; a la primera sospecha te mato.
- Ya. Comprendo... Pero tú no creerás que yo soy un híbrido.
- Probablemente sí, Barbee. Los genes humanos pueden predominar en una
proporción de mil contra uno, pero, en casi todos los hombres, se encuentra algún indicio
de licantropía. Que suele bastar para provocar conflictos inconscientes entre los instintos
normales y la herencia extraña. Los psiquiatras nunca han tomado esto en consideración
al elaborar sus teorías psicopatológicas... Los exámenes a que te sometió el doctor
Mondrick indicaban que eres portador de más genes licantrópicos que la mayoría de los
humanos. Y yo veo en ti que existe un conflicto... Sin embargo, no creo que tu parte
humana haya capitulado ya...
- Gracias, Sam, yo haré lo que sea...
- El doctor Mondrick tenía un plan para coger al Clan brujo por sorpresa, que consistía
en radiar un aviso al público en general y lograr un apoyo masivo de la población.
Confiaba en despertar el interés de la opinión pública y de los dirigentes. Quería crear un
equivalente moderno y científico de la Inquisición para combatir al Hijo de la Noche, pero
los brujos le han asesinado, y también a Nick y a Rex... Ahora creo que conviene ensayar
otro plan de campaña... Ya que ha fracasado la guerra pública, ahora hay que iniciar una
guerra privada. Voy a reunir un pequeño grupo, un grupo secreto de hombres que actúen
individualmente... Para esto no hay necesidad de identificar a los híbridos. Basta con
encontrar a unos cuantos hombres que no pertenezcan a la banda tenebrosa. Y todo
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