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A veces él desearía que sus partidas no fuesen tan conocidas, pues siente que
da “clases gratis” a un millón de aficionados que “copian” sus variantes. Tal vez
por ello es uno de los más acérrimos defensores del derecho que tienen los
grandes maestros de que les paguen algo por publicar sus partidas “que les ha
dado de comer” literalmente, a muchos maestros y a muchos más editores de
revistas y libros. A veces ha logrado imponer a los organizadores, como
condición a su participación, el que no se publiquen sus partidas y sus
seguidores nos vemos forzados a rastrearlas una a una por los sitios más
recónditos del Internet, pues a la larga, todas aparecen en algún lado, pues son
siempre interesantes y de calidad, y por ello muy solicitadas. Debería existir
una especie de “Fondo Sveshnikov” para que sus fanáticos pudiésemos
depositar un dólar por cada partida que ganemos con una de sus ideas y
compensar en algo al incansable creador. Mientras esto sucede, el insigne
maestro a menudo tiene que luchar mucho para ganar un par de cientos de
dólares en fuertísimos torneos combatiendo contra la avalancha de jóvenes
grandes maestros que se nutrieron, tal vez, de sus enseñanzas. Pero si le han
negado el acceso a los torneos de “élite” donde están las grandes bolsas,
muchos miles de seguidores no le escatimamos el reconocimiento y le tenemos
un pequeño monumento en nuestras conciencias. Es el destino de los
verdaderos creadores….
Desde el Diván del Entrenador nº10
¿Cómo estudiar la Apertura? Parte X
Psicología en la Apertura o el diablo sabe por ser el diablo, pero más sabe
por ser viejo.
Usted es viejo, pero viejo de verdad, como diría el nonagenario Fausto
Miranda, si recuerda cuando Beliavsky ganó el campeonato mundial juvenil en la
ciudad de Bath, Inglaterra en 1973. Los jugadores soviéticos no eran
habituales ganadores de los campeonatos mundiales juveniles, con excepción de
Spassky y de Karpov, debido a que su sistema de enseñanza del ajedrez fuese
un proceso a largo plazo. Este sistema planificado que maduraba el nivel de
juego al mismo tiempo que la personalidad tenía un fundamento ideológico en el
concepto de sociedad que tenía el estado soviético que buscaba no sobrecargar
de responsabilidades a jóvenes inmaduros y así correr el riesgo de dañar
psicológicamente a sus prometedoras estrellas juveniles. Los grandes maestros
se planeaba que llegaran a su madurez ajedrecística al mismo tiempo que su
madurez personal, alrededor de los 30 años. Spassky, por ejemplo, se
consolaba de su fracaso ante Petrosian en 1966 con la explicación del viejo
proverbio alemán: “no se deje nada serio a un menor de 30 años”. Cuando en
1969 venció por fin a Petrosian y se coronó Campeón Mundial, ya Spassky era
mayor de 30 años. A Karpov lo “programaron” para ser campeón mundial en
1980, pero el asunto con Fischer aceleró el proceso y lo hizo campeón en 1975,
pero sus mayores éxitos realmente comenzaron después. Además Karpov
siempre fue más maduro que lo que correspondía a su edad, aunado a la fuerte
influencia de un veterano entrenador como el GM Semión Furman.
Ahora, con el advenimiento de la tecnología y la desaparición de la URSS, el
otrora sistema soviético sufrió algunos cambios que permitieron se acelerará el
nivel de los jugadores respecto a la maduración de su personalidad. Surgieron,
sobre todo en Ucrania, grandes maestros de edad precoz, que por otra parte
han tenido que pagar el tener responsabilidades deportivas que no
corresponden a su edad, y así sufrir algunos “desordenes” de personalidad, que
seguido se observan en las competencias más importantes. Viene a la mente el
nerviosismo de Ivanchuk y algunos tropiezos de Ponomariov y Radjabov; y el
mas reciente ejemplo es el de Karjakin.
El Campeonato de Europa que se jugó en Varsovia fue no sólo una prueba de
resistencia física, sino, como es lo común, en los torneos de importancia, de
consistencia psicológica.
Ambas cosas son de un peso excesivo para una [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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