X


[ Pobierz całość w formacie PDF ]

Aires, Septiembre 1999.
18
DEUDA EXTERNA Y COMPROMISO POLITICO SOCIAL DE LAS PERSONAS
Une conscience sans escandale est une conscience ali�n�e .
Georges Bataille, La litt�rature et le mal.
La lucha y el esfuerzo por la extinción de la deuda externa de los pa�ses del Tercer
Mundo, como lo sugieren las palabras de Colomer, y el esfuerzo del Consejo Con-
sultivo del Parlamento Latinoamericano forma parte de un combate mayor por la
justicia y la equidad entre todos los hombres, concretamente un combate para
reducir sustancialmente las grav�simas y crecientes disparidades entre la
progresivamente reducida minor�a de los ricos y la abrumadoramente creciente
mayor�a de los pobres. Esto supone un compromiso de los hombres y mujeres de
buena voluntad y de corazón recto en esa dirección. Tiene pues sentido concluir
con una referencia a una nueva cultura del compromiso.
Es que hab�a antes, sobre todo despu�s de la segunda guerra mundial y hasta
el comienzo de los a�os setenta, una cultura del compromiso pol�tico
social. Era una motivante esperanza colectiva que movilizaba la
actitud y la conducta de muchos en pos de un destino com�n. La
nutr�an factores convergentes. Por un lado, era el efecto de una
utop�a (con m�s rigor hel�nico, una ucron�a), sobre la emergencia de
una otra sociedad posible, m�s justa y liberadora. Lo cual requer�a
un rechazo tajante y raigal de las estructuras del presente de
entonces, vividas como opresivas e inicuas. No se trataba sólo de la
consecuencia de la ideolog�a m�s notoriamente desafiante del  statu quo socio
económico. Tambi�n los cristianos aportaban lo suyo. Basta
recordar la Enc�clica  Pacen in Terris de Juan XXIII y  Populorum
Progressio de Paulo VI con su llamamiento a unas  transformaciones
audaces, profundamente innovadoras , y por supuesto la Teolog�a de la
Liberación, que agudizaba la responsabilidad social militante e los
católicos. Por otro lado, se hab�a ido produciendo una toma de
conciencia, al calor de los diversos existencialismos, acerca de
estar el ser humano siempre eligiendo, y que el no elegir es tambi�n
una elección, pero omisiva y falsamente neutral, encubridora de una
complicidad por inacción. De all� el imperativo propuesto: una
opción l�cida de corresponsabilidad en la suerte del mundo.
ESPIRITUALIDAD Y NARCISISMO
Todo esto se fue deshaciendo y disipando en el �ltimo cuarto de siglo. Otra postura
se fue imponiendo, a caballo de conformismos, miedos y cobard�as. Empezó a ser el
tiempo de la busca de s� mismo, del repliegue individualista, de la concentración en
una espiritualidad, sospechosamente m�s  espiritual , desentendida de lasdesdichas
estructurales y modificables de este mundo. Algo quehubiera sorprendido malamente
a Henri Bergson. El filosofo, tal vez
el m�s perdurable de los franceses en el siglo XX, ense�aba en  Les Deux Sources
de la Morale et de la Religion , que los m�sticos, eran la expresión cumbre de la
humanidad, la culminación de la condición humana,  Krone des Lebens , para decirlo
con palabras de Goethe. Y que tan pronto sal�an de la visión m�stica se lanzaban a la
acción, a la comunicación, a modos activos de cambiar el mundo. No escapaban a
esconderse en s� mismos. Dec�a Bergson, que pensaba especialmente en los insig-
nes contemplativos espa�oles del siglo XVI: En realidad se trata para los grandes
m�sticos, de transformar radicalmente la humanidad comenzando por dar el ejemplo .
Y enseguida, refiri�ndose a los m�sticos cristianos, la especie m�s alta seg�n el
autor, exaltaba  un misticismo operante, capaz de marchar a la conquista del mun-
do (Cap.III).
En niveles m�s crasos, la satisfacción y el bienestar en los pa�ses centrales, y en las
clases acomodadas del Tercer Mundo, engendró el consumismo a ultranza. Muy
junto a �l apareció La Cultura del Narcisismo, espl�ndidamente retratada en un libro
paradigm�tico del difunto Christopher Lash con ese preciso t�tulo, poco difundido
en nuestro medio, mayoritariamente afectado a los  best sellers , a la literatura
 zaping  fracciones breves, anecdóticas y oraciones de no m�s diez palabras- hija
de la descerebración televisiva, y a una pseudo transgresión muy  politically correct .
Porque la pol�tica, dominada por la econom�a, como lo hab�a previsto Spengler ,
invert�a (apostaba, seg�n el malhadado clich� period�stico de estos d�as desafortu-
nados para la lengua) en la Industria del Entretenimiento, que la clase medi�tica y
partidocr�tica no suele vacilar a veces en llamar, con gozosa impunidad,  cultura ,
lo cual tambi�n forma parte del cuadro de la �poca.
Fue el tiempo del auto aprecio, del  sentirse bien (1), de los libros de autoayuda, de
los psicologismos m�s o menos complacientes, que entre los argentinos han abun-
dado y abrumado hasta el hartazgo. La inteligente periodista norteamericana Alma
Guillermoprieto, al elogiar a la autora de un libro sobre Evita, lamentaba hace algunos
a�os el  irritating Argentine penchant for psychobubble , es decir la irritante
inclinación argentina hacia la tonta ch�chara psicologista.(2)
EL MUNDO DESPUES DE SEATTLE
Hacia el fin del siglo ese reflujo histórico empezaba a ser reemplazado por un flujo
restaurador. A lo largo de los a�os finiseculares se fue insinuando una vuelta a la
disposición colectiva para una acción mancomunada. Se ha hecho ver, principal-
mente, como respuesta a las diferencias socio-económicas, crecientemente abismales,
entre pa�ses ricos y pobres, y entre ricos y pobres en todas las sociedades. Una
distribución perversa de la riqueza se ha ido expandiendo por efecto de la
mundialización económica sobre todas las sociedades. Y ha creado reducidas
plutocracias e ingentes masas de excluidos. Una noción tambi�n perversa del
desarrollo económico
ahonda d�cada a d�cada las diferencias de ingreso entre esas plutocracias y esas
masas. Es el nuevo tema de nuestro tiempo. Seattle parece ser el s�mbolo de esta
fractura escandalosa. Los sorpresivos incidentes en esa próspera ciudad del noro- [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • gabrolek.opx.pl
  • Drogi użytkowniku!

    W trosce o komfort korzystania z naszego serwisu chcemy dostarczać Ci coraz lepsze usługi. By móc to robić prosimy, abyś wyraził zgodę na dopasowanie treści marketingowych do Twoich zachowań w serwisie. Zgoda ta pozwoli nam częściowo finansować rozwój świadczonych usług.

    Pamiętaj, że dbamy o Twoją prywatność. Nie zwiększamy zakresu naszych uprawnień bez Twojej zgody. Zadbamy również o bezpieczeństwo Twoich danych. Wyrażoną zgodę możesz cofnąć w każdej chwili.

     Tak, zgadzam się na nadanie mi "cookie" i korzystanie z danych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu dopasowania treści do moich potrzeb. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

     Tak, zgadzam się na przetwarzanie moich danych osobowych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu personalizowania wyświetlanych mi reklam i dostosowania do mnie prezentowanych treści marketingowych. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

    Wyrażenie powyższych zgód jest dobrowolne i możesz je w dowolnym momencie wycofać poprzez opcję: "Twoje zgody", dostępnej w prawym, dolnym rogu strony lub poprzez usunięcie "cookies" w swojej przeglądarce dla powyżej strony, z tym, że wycofanie zgody nie będzie miało wpływu na zgodność z prawem przetwarzania na podstawie zgody, przed jej wycofaniem.